jueves, 7 de mayo de 2009

Apuntes de gótico

EL GÓTICO

El término gótico enmarca un estilo de literatura popular surgido en la Inglaterra de finales del siglo XVIII. El renacimiento del gótico fue la expresión emocional, estética y filosófica de la reacción contra el pensamiento dominante de la Ilustración, según el cual la humanidad podía alcanzar, mediante el razonamiento adecuado, el conocimiento verdadero y la síntesis armoniosa, obteniendo así felicidad y virtud perfectas. Los filósofos de la Ilustración trataron de eliminar los prejuicios, errores, supersticiones y miedos que, según ellos, habían sido fomentados por un clero egoísta en apoyo a los tiranos. Sin embargo, sus teorías sobre el conocimiento, la naturaleza humana y la sociedad eran terribles para aquellos que creían que el miedo podía ser sublime. El énfasis de la Ilustración en la necesidad de racionalidad, orden y cordura no podía menos que reconocer la rareza de estos fenómenos en la civilización. No todos los pensadores defendían el racionalismo tan vehementemente. La generalización de que el siglo XVIII fue la Edad de la Razón en la cual la felicidad humana dependía del dominio de la pasión y de las normas seguras descansa en la otra “media verdad”, según la cual la humanidad necesita pasión y temor.

A pesar de las ideas dominantes de orden y sobriedad, la afición por el exceso gótico pronto captaría el interés de los intelectuales británicos. Desde esta afición creció una escuela de literatura gótica, frecuentemente derivada de modelos alemanes. La sucesión de narrativas góticas que proliferaron entre 1765 y 1820, con un nuevo brote a través de la era victoriana (especialmente en la década de 1890) estableció una iconografía que todavía nos es familiar a través del cine: húmedas criptas, paisajes escarpados y castillos prohibidos habitados por heroínas perseguidas, villanos satánicos, hombres locos, mujeres fatales, vampiros, doppelgängers y hombres lobo.

El terror gótico tal y como lo conocemos hoy en día es en gran medida una invención de este periodo. Los quisquillosos árbitros de la Era de la Razón no encontraron ninguna utilidad a los fantasmas y a las atrocidades sádicas que Shakespeare y sus contemporáneos habían explotado, pero para finales de 1700, estos fantasmas, reprimidos pero no “muertos”, retornaron con fuerza en forma de novelas y poesía gótica. Dos siglos más tarde, los films de horror se mantendrían fieles a esta tradición, reinventando antiguas imágenes de locura, muerte y decadencia. El periodo literario gótico temprano dio comienzo con la publicación en 1764 de El castillo de Otranto. Una historia gótica, de Horace Walpole.

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Horace Walpole

Denunciada por los críticos y devorada por los lectores, la narrativa gótica emergió como una fuerza dominante desde su inicio con Walpole hasta su cenit en 1820 con Melmoth, el errabundo de Charles Robert Maturin. Estas seis décadas son consideradas por los historiadores literarios como los años góticos en los que una multitud de autores satisfizo los insaciables ansias de terror del público. La novela gótica (también denominada negra) es sensacionalista, melodramática, exagera los personajes y las situaciones, se mueve en un marco sobrenatural que facilita el terror, el misterio y el horror. Abundan los vastos bosques oscuros de vegetación excesiva, las ruinas, los ambientes considerados exóticos para el inglés como España o Italia, los monasterios, los personajes y paisajes melancólicos, los lugares solitarios y espantosos que subrayan así los aspectos más grotescos y macabros, reflejo de un subconsciente convulso y desasosegado.

Como ya se comentó la clase pasada, en las historias del teatro existe un fenómeno al que Jeffrey N. Cox llama “fenómeno de las cimas” que consiste en que se estudian pocas obras de los más importantes períodos de la producción teatral. De esta manera se tiene que unas cuantas obras se relacionan entre sí a través de las etapas históricas, lo que las hace parecer como desarrollos lógicos de sus famosas predecesoras. Esto provoca que la historia se distorsione, ya que no se lleva un recuento cronológico, por ejemplo, de obras que no son producidas por la “alta cultura”. Otra desventaja que tiene este modo de estudiar el drama es que las obras famosas o canónicas, al presentarse como relacionadas con otras obras importantes, se apartan de la cultura que las generó; es decir de su contexto cultural. A este fenómeno Cox le llama “abismo cultural”.



De este modo nos encontramos con grandes pausas en las que pareciera inexistente la manifestación teatral conduciendo a establecer secuencias erróneas o faltantes, históricamente hablando. Por ejemplo, el drama gótico es un drama que se encuentra en el contexto del teatro romántico y es predecesora del gran drama realista. Este vínculo suena extraño debido a las escasas oportunidades que tenemos de estudiar una historia que comprenda el drama gótico.

De acuerdo al estudio que hace Cox, como introducción a su obra Siete dramas góticos 1789-1825, es importante restaurar el estudio del drama gótico, porque de esa manera se puede observar el desarrollo histórico del drama sin que queden obscurecidas las obras que no son consideradas como ‘alta cultura’.

Lo anterior no solamente aplicaría para el gótico sino para otro tipo de dramas que han quedado igualmente oscurecidos por la crítica y la historia, como sería por ejemplo el drama femenino en algunas etapas históricas. Así, las ventajas del estudio de dramas de este tipo:

  • Aporta una serie de obras que cuestionan las concepciones que controlan la historia del drama en el siglo XIX
  • Las obras del gótico exploran las complejas interacciones entre autores, textos, géneros, instituciones teatrales y amplias construcciones culturales o ideológicas
  • Su estudio establece una tradición alternativa hacia el realismo. La historia del teatro gótico contradice a la historia teatral y del drama convencionales
  • Cierra el abismo que se presenta entre formas teatrales altas y bajas.
  • El gótico une los géneros de poesía, novela y teatro

Como estudiantes de teatro, tenemos la obligación de reflexionar sobre la historia que se nos presenta y con espíritu crítico considerar las ausencias y presencias de autores y obras en las historias tradicionales del teatro. El gótico es un buen ejemplo de un tipo de drama que, aunque fue trabajado por escritores de gran prestigio como Byron y otros, fue un drama altamente exitoso en el que se refugiaron mitos y fantasías que se derivaron del terror que causaron las luchas revolucionarias francesas. Comenta Cox, que el gótico es extremo porque intenta dar cuerpo a esos rasgos de la psique, del orden social y del cosmos que son menos susceptibles de representación y menos expuestos a ser controlados y asimilados. Así, como también se ha dicho del melodrama, las grandes obras maestras del gótico, surgen en los momentos en que la “gran tradición” sufre rupturas en su desarrollo.


Las obras del gótico implican toda una semiótica de emplazamientos, personajes y situaciones convencionales. El lenguaje con el que se manejan tales elementos es una muestra de esta semiótica:

Castillos, habitantes villanos, mazmorras, monasterios, bandas de ladrones, bosques sombríos, criaturas sobrenaturales, monstruos, playas lluviosas, mujeres dementes, sonidos de armaduras oxidadas, extranjeros misteriosos.

Entre los temas comunes del gótico están: el incesto, una culpa anterior, la claustrofobia, lo sobrenatural verídico, lo sobrenatural explicado, lo misterioso, la posesión fantasmal, el regreso de los muertos, la venganza, etc.

La primera obra dramática gótica, fue escrita por Horace Walpole quien con su novela El Castillo de Otranto inaugura este tipo de literatura y establece las convenciones fundamentales que también van a participar en la producción dramática. El título es La madre misteriosa (1786). Cito el argumento de la introducción de Cox:

“La obra comienza en un castillo desolado que se describe así: “torres antiguas / jardines desolados [que] adormecen el alma en suspenso, / hasta que la esperanza consume la aparición del miedo” (I, i). El establecimiento de una atmósfera terrorífica apropiada, sirve para presentar a la condesa cautiva, que claramente se consume por la culpa y los remordimientos por un crimen lejanamente cometido. Sus únicos vecinos son loso monjes de un convento cercano, de los cuales, Fray Benedicto –buscará venganza por que ella ha rechazado buscar descanso en la confesión de la iglesia. El clímax de la obra depende de la revelación de una serie de relaciones familiares anteriores –que la condesa tuvo la noche que su esposo murió y con el fin de evitar que su hijo consumara su relación con una mujer, ella subió a la cama de su hijo y posteriormente tuvieron una hija; el hijo de la condesa que había desaparecido por varios años, ha regresado en secreto para casarse, sin tener conocimiento de ello, con su hermana/hija. La condesa enloquece de culpabilidad luego de revelar su secreto y el hijo parte a la guerra para morir, luego de decirle a su esposa y hermana que se recluya en un convento. El castillo, el héroe o heroína recluida, el pasado culpable, la acumulación de horrores y muerte –continuarían siendo la marca distintiva del drama gótico.” (Cox 1992: 13)

El incesto en el centro de la trama revela que el drama gótico es sensacionalista, es un teatro de sorpresa, seducción y terror ya que a decir del propio Walpole, se trata de un drama que produce una “revolución en las pasiones”

Aunque La Madre misteriosa es la primera obra considerada como gótica, que fue dada a conocer en 1768, el drama gótico aparece como éxito escénico hasta 1789. Es importante señalar que cuando el gótico sigue la liberación de los amantes de restricciones pasadas impuestas por padres crueles, señores lascivos y monjes fanáticos, se mueve hacia el ritmo del espectáculo revolucionario, pero en cambio, cuando enfatiza la búsqueda erótica del héroe-villano conforme persigue el placer de retar cualquier límite, el gótico retrata una rebelión más individual. El gótico, según se observa, abarca una revolución individual o colectiva t la celebración de la liberación erótica fue particularmente problemática para los defensores de la mora y cultura oficial. Por ejemplo, la obra de Julia de Louvain de J.C. Cross, o La crueldad del monje, ofrecen un tipo de compendio de estos rasgos del drama pro-revolucionario. Ambas toman un pasaje histórico revolucionario –un evento real- que parece invocar los esquemas de un festival revolucionario y el gótico. Cuenta la historia de Julia, amada por Clifford, pero también perseguida por el noble St. Pierre. Cuando ella rechaza al aristócrata libidinoso, él la encierra en un convento repugnante. La obra tiene su clímax cuando una turba, dirigida por oficiales revolucionarios, llega al convento y Clifford libera a Julia de su calabozo. La escena final recuerda los lugares de los festejos revolucionarios donde se comparten espacios abiertos. Las figuras que representan la autoridad represiva –el noble y el clérigo- bajo arresto, los amantes unidos entre cantos de paz y placer.

Las obras que contestaban o criticaban los dramas góticos, fueron escritas por conservadores y tomaron el nombre de anti-jacobinas. En ellas se caricaturizaban las convenciones góticas del drama. Los dramas anti-revolucionarios gozaron de algún éxito escénico. Otra forma de atacar los dramas góticos consistió en regresar a la tragedia tradicional, particularmente la tragedia neoclásica. Uno de estos ejemplos de caricaturización del gótico se llamó Los bandidos. La obra ataca la escuela alemana de drama, lo que Coleridge más tarde tituló el drama jacobino moderno. Esta escuela incluye por un lado al gótico y por el otro obras del Sturm und Drang que eran vistas por los anti-jacobinos como sermones inmorales que predicaban y azuzaban a las masas a cometer con éxito actos de violencia contra la autoridad de la iglesia, la nobleza y también por tratar la ideología de la liberación sexual. Un ejemplo donde se satiriza al drama gótico es la historia de Rogero quien fue aprisionado en una abadía por su padre, por amar a una mujer de menor rango social. Su cárcel da la oportunidad para recitar toda una letanía de clichés góticos:

ESCENA Cambia a una cámara subterránea en la Abadía de Quedlinburgh con ataúdes, escudos, cabezas de muertos y huesos cruzados, sapos y otros animales repugnantes se ven atravesar las partes más oscuras del escenario. ROGERO aparece encadenado, usando una armadura oxidada con su barba crecida y un capuchón de forma grotesca sobre su cabeza.


Bibliografía:

Cox, Jeffrey N. Seven gothic dramas 1789-1825. USA, 1992.

Rowell, George. The victoria theatre. A Surrey. Oxford University Press. London 1956.

Allan, Terence et. al. British romantic drama: historical and critial essays. Fairleigh University Press. USA 1998.


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